“La oración requiere esfuerzo. Cuando oramos por la gente, enfocamos nuestros pensamientos en ellos, y tomamos sus cargas sobre nosotros mismos. Cuando intercedemos ante Dios por ellos, sacrificamos nuestro tiempo para ellos, nos comprometemos a su bienestar. Se demuestra verdadero cuidado y compasión”
Alexander Strauch
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